Las rutas del destino manifiesto

Subo a un avión que va de Dallas a Ciudad de México y un grupo de alrededor de diez jóvenes mor mones de traje y corbata negros y distintivo de acrílico inscrito con el nombre de cada quien confía en la llegada de un día luminoso.Mientras los mira pasar, el piloto dice que los ha llevado por toda América Latina. Yo me inquieto.Sus anatomías son rígidas. Sus ojos fijos y opacos. Una piedra en el zapato.En 1987, el cineasta británico Alex Cox lanzó la película que frustró su carrera: Walker, versión libre sobre la vida y fanatismos del filibustero evangélico de Nashville, Tennessee, William Walker.Cox describe a Walker un personaje histórico obviado en la historia oficial estadounidense como un puritano psicópata cuyos ojos de un azul intenso en ese caso apuntan en línea recta y cuyo lenguaje corporal, cubierto de un austero traje negro, recuerdan una prisión en medio del desierto. Médico, abogado y periodista, Walker se inspiraba en la extravagante idea del destino manifiesto, aquella doctrina de mediados del siglo XIX según la cual Estados Unidos debía intervenir militar y políticamente en las naciones del sur para librar la región de despotismos y barbaries que obstaculizaran la democracia, es decir, la expansión económica del norte.Tras ser vencido en el desierto de Sonora, México, en 1855, Walker invadió Nicaragua en tiempos en que el empresario Cornelius Vanderbilt establecía una ruta naviera entre Nueva York y San Francisco que debía conectar el mar Caribe y el océano Pacífico a través de Nicaragua.Walker violó el Tratado de Neu tralidad a través del cual Estados Unidos se obligaba a no intervenir en los conflictos de las nuevas repúblicas latinoamericanas.Contó con el apoyo de los hombres de negocios C. K. Garrison y Charles Morgan, representantes de la Accessory Transit Company, cuyo capitán era Vanderbilt, y quienes apoyaron la idea de que Walker aprovechara la ocasión pa ra dar un golpe de Estado. Con el apoyo del presidente liberal Francisco Castellón, Walker venció a los conservadores en la ciudad de Granada, gobernó a través de la figura del presidente-títere Patricio Rivas y por fin se declaró presidente de facto en 1856. A cambio del apoyo recibido de...

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