Sabía que los goles llegarían

Richard Blanco tenía una tarea pendiente, que lo obligaba, que lo agobiaba, que no lo dejaba disfrutar de su trabajo con tranquilidad. El gol se le había extraviado en Guayaquil al atacante guaireño, que no anotaba desde que Mineros eliminó a Barcelona de la Copa Sudamericana.Sabía que los goles llegarían, dijo el ariete ayer, más tranquilo, después de anotar de un solo golpe tres tantos el fin de semana, para abrir su saldo goleador de la campaña.Más allá de la presión de una mala racha, creo que sentía tenía que anotar para cumplir con una responsabilidad, con la confianza de mis compañeros y del cuerpo técnico, aseguró el atacante al departa mento de prensa del conjunto negriazul.Además del saldo deudor que podía sentir con sus compañeros, Blanco tenía también una dedicatoria pendiente para su hijo de seis meses de edad, Thiago. Lo primero que hice al meter el primer gol, fue pensar...

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