Sadel: un hombre que se hizo a pulso

Para mí tiene una particular significación que el El Na cional me haya invitado a escribir sobre mi padre en esta fecha tan importante cuando se cumplen 25 años de su partida.Aún tengo claro el recuerdo cuando cumplió 50 años: él prefirió celebrarlos en la sede de este periódico. La decisión no era de extrañarse, porque tuvo y tiene muchos amigos en este medio. Alfredo Sadel, además, guardaba un especial cariño por María Teresa Castillo, quien fuera la gran dama de la cultura de este país, que al lado de gente tan ilustre como Rómulo Gallegos, Vicente Emilio Sojo, Eva Mondolfi, María Luisa Escobar y otros, fueron los responsables de darle vida a la más importante institución cultural que ha tenido Venezuela: el Ateneo de Caracas.De modo que la historia de Sadel está muy ligada a esta casa. Y si papá viviera hoy, estoy seguro de que fuese el ser más solidario con la causa de sus amigos, que hoy son vilipendiados, calumniados y agredidos por la barbarie autoritaria. Gente que como él dedicó su vida entera a la formación cultural de los venezolanos jamás se hubiese permitido otra conducta. Menos cuando nunca dudó en exponer hasta su vida para librarnos de las injusticias.El gran psicólogo Alfred Adler decía que a los seres humanos nos definen tres cosas en la vida: nuestra actitud frente al prójimo, la profesión y el amor. De modo que frente a estas tres grandes cuestiones, papá siempre tuvo una conducta excepcional, cosa que me enorgullece como su hijo y que me compromete con su legado.Sadel fue siempre un ciuda dano ejemplar, vinculado solo a las causas justas. No toleraba el hecho de ver a alguien pasando necesidad. Simplemente tenía que hacer algo al respecto. Durante toda su vida demostró una rectitud gremial inquebrantable. Y en cuanto a su profesión, la asumió como un sacerdocio. Con respecto al amor, fue tan espléndido como pródigo con su arte. Y como ser humano, a pesar de lo temperamental, fue íntegro y ético. Su carácter fuerte y su personalidad avasallante le granjeó más amigos que enemigos, pero quizás el rasgo que mejor lo definió fue su tendencia a abandonar las zonas de confort. Era como si le incomodara cualquier terreno que le brindara demasiada seguridad, una cuestión de vi tal importancia para él como creador.Un artista conforme es un artista mediocre, solía decir. Y con ese afán de superación constante en la vida fue como pudo sortear toda una sucesión de reveses en el comienzo de su carrera. Los fracasos tempranos le...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR