El sainete oficial

Mientras desde el Gobierno desarrollan una estrategia dirigida a sembrar entre sus militantes rojitos que 7 millones de venezolanos se han estado reuniendo para crear la más vasta red de sabotaje y terrorismo, no sólo de América Latina sino del mundo entero, para destruir la industria petrolera; la generación y distribución de electricidad; la siembra y recolección de las cosechas; la cría y engorde del ganado vacuno o porcino; el beneficio de aves de corral y su distribución a los expendios comerciales; el ocultamiento de la harina de maíz, de paquetes de arroz, de mantequilla o margarina, del aceite para cocinar y pare usted de contar; los 007 venezolanos del PSUV y los enflaquecidos agentes del G-2 (Raúl Castro les quita la mitad del sueldo) han capturado a un peligroso espía estadounidense que, por bolsiclón como diría Miguel Otero Silva, se vino a Venezuela en mal momento.

Cuando uno como periodista con experiencia ve la foto del pobre muchacho gringo, de inmediato se da cuenta del montaje policial y de lo burdo que se puede ser desde una oficina de la policía política de un régimen comunistoide. Habría que regalarle al ministro Miguel Rodríguez Torres las películas de James Bond o pedirle que acuda a la feria del libro de la plaza Altamira y compre la obra La Orquesta Roja, sólo para empezar.

Si este muchacho es de la CIA, entonces cualquiera de nosotros puede convertirse en el pelotero Miguel Cabrera y ganar el campeonato de bateo en las grandes ligas de Estados Unidos.

Pero el PSUV y sus militares llevan dentro de sí, "sembrado en el corazón", el espíritu del fundador que, en eso del ridículo, no le ganaba nadie.

De paso, los 007 del Gobierno (a lo mejor...

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