Cómo salir del cepo

Hay suficiente evidencia del daño que ocasiona el cepo cambiario. Se lo observa en la caída de la actividad productiva afectada por la falta de insumos y repuestos. Es también notorio en la reducción del número de operaciones inmobiliarias, hoy por debajo de la mitad de los niveles previos. Se ahuyentan también las inversiones directas al exigírseles su ingreso al tipo de cambio oficial e impedírseles luego el giro de utilidades. El cepo afecta las exportaciones obligándoselas a aceptar un dólar más barato del que reflejan sus costos. Además de estas consecuencias y a la inversa de lo que se pretendió al imponerlo, la escasez de divisas se ha agudizado. El saldo del balance comercial es hoy prácticamente nulo después de 13 años de superávit y será negativo si la tendencia continúa.Todos estos efectos y algunos más implican un perjuicio para la capacidad de pagos del país, además de la pérdida de salarios, bienestar y crecimiento.La respuesta oficial en boca del ministro de Economía, Axel Kicillof, fue que simplemente no hay cepo. Podríamos entender que buscó el camino de algún eufemismo intentando llamarlo de otra manera; sin embargo, se explayó...

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