A Salomón Rondón no lo quema el calor de su gente

Salomón Rondón salió por el puente hacia la zona de desembarque del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, y lo primero que hizo fue saludar al señor Rafael, su padre, al que tenía dos meses que no veía. No estaba con ellos desde octubre, contó el ariete del Rubin Kazan mientras le entregaba a Rodrigo, su hijo, para que lo cargara. El abuelo tenía seis meses sin ver a su nieto, desde la última vez que Salo pasó más de cuatro días en casa, antes de fichar por el equipo ruso. Esperaba este momento. Te nía muchas ganas de disfrutar de la familia y de unas vacaciones en casa, con mi gente. Sólo quiero disfrutar de las fiestas y poder desconectarme un poco de tanto trabajo. Lo que más extraño es este calor de hogar, de mi familia, contó. Estoy contento con lo que va de temporada, explicó el delantero. Los tres primeros meses fueron muy duros, me pegó el frío, siempre entre -8 y -10 grados, la distancia, y el idioma; pero siento que me he adaptado muy bien al equipo y al país. El balance de los cuatro primeros meses es positivo, porque luego llegaron goles, quedamos primeros e invictos en Europa League, y ahora espero con ganas el sorteo del jueves para conocer el rival, argumentó Rondón, mientras era asediado por fanáticos. Venía ansioso en el avión, con ganas de ver a mi papá, a mi mamá, de estar con mi gente. Me llena mucho el cariño de las...

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