Sampablera

Un puñado de contusos y unos pocos fallecidos dejó la escaramuza que enfrentó a liberales y conservadores el 2 de agosto de 1859 en el lugar que hoy ocupa el Teatro Municipal de Caracas y que entonces era una explanada conocida como plaza de San Pablo.Un combate de lo más aspavientoso, a decir de Aquiles Nazoa, y que dio origen al término sampablera, el mismo utilizado por el espurio presidente Maduro para referirse sibilinamente a lo acontecido en el recinto capitolino el pasado 30 de abril, donde fueron brutalmente agredidos por matones rojo-rojitos, indignos de representar a nadie, nueve diputados de oposición damas incluidas a los que se les imputa el delito de no reconocer a Nicolás hasta tanto su elección haya sido transparentemente corroborada por una auditoría seria.Este sanguinario comporta miento ha sido aupado por el presidente de la AN, un energúmeno, golpista convicto y confeso, sin lustre ni discurso, pero con arrogancia de sobra, carente por completo de talante democrático, que desprecia la ley y, seguramente, no ha leído a Camus, pues entonces sabría que toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura el fascismo.Es fascista la actitud de quien desconoce la soberanía delegada en diputados elegidos por mayoría, viola la inmunidad que les garantiza la carta magna y, de tal modo, prostituye el quehacer parlamentario y aviva la corrupción de los poderes públicos instaurada y animada con entusiasmo revolucionario por el fundador de la mal llamada quinta república. ¡Gracias al cielo hay minúsculas! Cabello, como Iris Varela o Pedro Carreño o cualquiera de esos paniaguados que lloriquearon la partida de corazón de patria no son, en el fondo, tan responsables de sus desmesuras y las de sus acólitos como lo es en toda regla el aludido y desaparecido inspirador del desmadre rojo. Es a Chávez a quien hay que endilgar la paternidad de unas conductas derivadas de su irresponsable reflexionar sobre la sociedad venezolana, mediante el cual culpabilizaba a diestra y exculpaba a siniestra sin motivo nirazón, asistido sólo por el odio, la ignorancia y el reconcomio, que encontraron en el país una caja de resonancia para sembrar las semillas cuyos frutos ahora cosechamos.Valiéndose de un texto consti tucional prêt à porter, Chávez fomentó una sampablera permanente, la cual parece inherente a su modelo tiránico de gobernar, adoptado acríticamente, pero sin talento para administrarlo, por quien oficia de...

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