La sangre y el río

Tranquilos, la sangre no llegará al río; hasta Diego Arria que no firmó el programa de la MUD apoyará al candidato que salga de las primarias. El escarceo sobre la constituyente sirvió para llamar la atención sobre lo que ocurrirá al día siguiente de una victoria de la oposición en octubre. En Estados Unidos en las primarias republicanas al precandidato que se adelanta en las encuestas le investigan su vida sexual, llevan a sus antiguas esposas para que cuenten en televisión las propuestas deshonestas de sus maridos, buscan declaraciones del pasado; Gingrich hasta lanzó un ataque desde la izquierda contra Romney acusándolo de botar a miles de trabajadores y de no declarar sus ingresos. Estas campañas atrozmente negativas son tremendamente eficaces, mucho más que cualquier mensaje positivo. En Venezuela afortunadamente no se llega tan lejos, tampoco se gana sin el respaldo de multimillonarios, ni los precandidatos de la MUD atacan a los periodistas como en Estados Unidos. Hay un debate entre los que quieren confrontar ya a Chávez, y acusan de paso a los otros candidatos de tomar posturas blandengues para buscar los votos de los Ni-Ni, los chavistas tibios, los abstencionistas o como se les llame. Se afirma que así no se derrota a Chávez. Una discusión parecida surgió hace diez años en la campaña de Arias Cárdenas, concluyó con la famosa cuña de la gallina, en que le de cía cobarde en vivo y en directo al Presidente. La cuña alejó la posibilidad de conseguir el voto de ese electorado chavista tibio. Hoy las circunstancias cam biaron, el debate sigue en pie. A la oposición más radical le entusiasma cualquier enfrentamiento con Chávez, los moviliza, los mueve a salir a la calle. Otros señalan que los...

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