Un Santos muy chavista

Hace más de cinco años cuando todavía me permitían escribir en los principa les diarios de la capital hice una columna editorial donde decía que el presidente Juan Manuel Santos iba a ser el Rafael Caldera colombiano. ¿Cómo? Pues abriéndole las puertas al populismo del siglo XXI en nuestro país a través del proceso de paz con las FARC, tal y como lo hizo el ex presidente venezolano al abrirle las puertas de la cárcel al coronel golpista Hugo Chávez.Lo que nunca me imaginé, y la verdad suena risible pero es verdad, es que a pesar de que esa analogía hoy en día sigue siendo válida, hay otra que es más cercana a la realidad. Juan Manuel Santos hoy se parece, por abuso del poder, más a Chávez que a Caldera. Veamos cómo.Recuerdo hace unos años a Chávez caminando por Caracas y viendo edificios o propiedades de distinto tipo. Las señalaba y le decía a una estafeta exprópiese. Pues en nuestro país a una empresa petrolera que se gastó más de cinco años y millones de dólares para sa car de manera transparente y cumpliendo todos los requisitos legales una licencia de exploración, el presidente ordenó por un tweet al funcionario respectivo revocar la licencia. Sin fórmula de juicio, sin apelación y violando la ley el funcionario tuvo que cumplir la orden de su jefe. Todo para calmar un escándalo mediático. Hoy sucede lo mismo con las tierras que son invadidas sin posibilidad de recuperación o restituidas en unos procesos poco transparentes. Además, en el acuerdo con las FARC estas arbitrariedades en contra de la propiedad se van a convertir en pan de cada día, lo que pone en inmenso riesgo la propiedad privada agraria. ¿Les suena? Ahí no terminan las similitu des. El plebiscito para aprobar el acuerdo de paz es otro ejemplo. Como su nuevo mejor amigo Hugo Chávez, Santos cambió las reglas para acomodarlo a sus necesidades. La ley decía que se necesitaba la aprobación de una cuarta parte del censo electoral y de un plumazo lo rebajó al 13% para evitar que la abstención fuera una alternativa para la oposición. Además, impidió el voto en blanco para cerrar otra alternativa al Sí. ¿Les suena? Si ustedes, queridos lectores...

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