Cuando los santos se visten de diablos

Hay que ver lo erráticas que culebrean las encuestadoras en Colombia.Cuando la elección de Santos, daban a Mockus por ganador.Ahora con el plebiscito todas rodaron el sí como una avalancha. La conclusión parece ser que el colombiano no responde con sinceridad a las preguntas. Más allá de las definiciones, el No ha puesto las cosas en su lugar. Siendo que la participación rondó 38%, a 60% de los colombianos no le interesa el tema, y la mayoría que se impuso envió un mensaje: con impunidad no hay futuro. Lección que aquí no podemos olvidar. Un acuerdo de paz nacido de la combinación de un abogado comunista y de un régimen totalitario como el cubano, está condenado a imponer, no a acordar.Cuba no puede ser garante de paz siendo una dictadura vio ladora de los derechos humanos, genocida y hambreadora de su pueblo que además ha exportado la violencia desde Machurucuto hasta Angola.Una cosa es la paz y otra su instrumentación. En días pasados apareció un editorial de un diario de Montevideo con una fabulosa definición de Heródoto que nadie en su sano juicio puede privilegiar la guerra sobre la paz porque en tiempos de paz, los hijos entierran a sus padres y en tiempos de guerra, los padres entierran a sus hijos. Pero construir una paz sobre la base de beneficios otorgados a terroristas y narcotraficantes es inadmisible. ¿Es que nuestra contemporaneidad se erige sobre la victoria del mal sobre el bien? La violencia revolucionaria es la gran responsable...

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