Secuestrados por la venganza

El segundo largometraje del cineasta colombiano Juan Felipe Orozco, Saluda al diablo de mi parte, no tiene nada que ver con el terror que caracterizó su ópera prima Al final del espectro. Sin embargo, la tensión que de principio a fin impregna las imágenes de esa cinta basta por sí sola para mantener al espectador al borde de la butaca. Se trata de un thriller que combina acción y drama. Una aleación de formas que responde fundamentalmente al hecho de que tanto el director como el guionista y productor del filme, Esteban Orozco, son en esencia cinéfilos, admiradores de toda clase de películas, desde las clásicas hasta las más comerciales.

Saluda al diablo de mi parte, que se estrenará mañana en Venezuela, cuenta la historia de Ángel, un ex paramilitar reinsertado en la sociedad a través de la Ley de Justicia y Paz promulgada en Colombia en 2005, en el gobierno de Álvaro Uribe. Al inicio de la película, Ángel y su hija aparecen en una ruinosa habitación. La niña, de aproximadamente 12 años de edad, duerme, mientras su padre, encarnado por el actor venezolano Edgar Ramírez, la observa hasta que se percata que debajo de la puerta hay unas gotas de sangre. Cuando la abre, descubre que sobre ella han pintado la palabra "Asesino". Esta es la primera señal de que algo no anda bien, de que padre e hija están bajo amenaza. Efectivamente, no pasa mucho tiempo para que ambos sean secuestrados. Pero Ángel conoce a su captor. Se llama Leder (el colombiano Ricardo Vélez), un hombre que en el pasado también fue plagiado por un grupo al que precisamente pertenecía Ángel.

De aquella experiencia, no sólo quedó inválido, sino envenenado por el resentimiento y la rabia de saber que su padre fue descuartizado. Ahora, Leder desea vengarse de quienes lo tuvieron en cautiverio, y para hacerlo obliga a Ángel a deshacerse de sus victimarios; de no seguir las órdenes, matará a la hija.

Desde Los Ángeles, vía correo electrónico, Edgar Ramírez comenta que lo que más le gustó del proyecto Âque fue interrumpido por un año mientras el actor hacía Carlos fue la circunstancia de su personaje. "Me cautivó el drama de un hombre al que, justo cuando intenta romper con las atrocidades de su pasado, la vida le pasa factura. Me pareció fascinante contar una tragedia clásica sobre el perdón y la venganza en el contexto de los procesos de desmovilización en Colombia. Además, el guión tenía claros elementos de western y eso me enganchó", afirma.

Sobre ese aspecto comenta Esteban...

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