Segunda vuelta no dará pie a sorpresas

En medio de acusaciones, guerra sucia entre los candidatos y poco énfasis en divulgar las propuestas de gobierno, transcurrieron las cuatro semanas previas a la segunda vuelta en la que se elegirá al nuevo presidente de Brasil, el gigante emergente latinoamericano.

En esta etapa, reina más la apatía que el entusiasmo entre los 135 millones de ciudadanos convocados a votar: al triunfo casi seguro de la ex ministra de Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, sobre el socialdemócrata José Serra --lo vaticinan las últimas encuestas--, se suma un puente de cinco días que une el fin de semana con las celebraciones del Día de los Muertos y el Día de los Funcionarios, por lo que se calcula que aumente la abstención en esta jornada.

Hasta el viernes, según un sondeo de la firma Datafolha publicado en el diario Folha de Sao Paulo, la aspirante oficialista se mantenía con 56% de favoritismo frente a 44% de su rival, con un margen de indecisos de sólo 4%, lo que allana un camino sin sorpresas para el segundo tiempo.

La cuestión es que los elec tores están decididos, no están dispuestos a cambiar de opción, por lo que el planteamiento es simple: habrá más abstenciones, más votos en blanco, si es que ninguna de las dos opciones logró capitalizar los votos de Marina Silva, la tercera candidata más votada, explica el politólogo e internacionalista Bruno Ayllón.

No ha sido una campaña más sucia que las anteriores.

Esta es la tónica habitual que caracteriza el juego electoral.

Es el humo que oculta lo que verdaderamente le interesa al elector, que son las propuestas políticas, los programas, el compromiso con la sociedad, opina.

Desafíos. Si las proyecciones se vuelven realidad, a partir del 1° de enero de 2011 Rousseff sería la primera mujer al frente del Palacio de Planalto, y serán múltiples los desafíos que tendrá que sortear.

La alianza entre su partido, el de los Trabajadores, y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, será un factor crucial a la hora de que Rous seff constituya su gabinete.

Debe construir un equipo de gobierno equilibrado, que permita tener en una balanza los pesos y contrapesos, los compromisos que se han generado a lo largo de la campaña electoral. Las designaciones deben hacerse con mucho cuidado, porque serán la traducción automática de las fusiones políticas que se han generado, advierte Ayllón.

El peso del PMDB es muy grande, ha conseguido muchos votos en la Cámara de Diputados y en el Senado Federal. Además, el...

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