Seis días en Europa

A Praga hay que verla, me dijeron. Es cierto, hay que verla porque no cabe en un solo adjetivo. El castillo, la catedral, la avenida Wenceslao, Mala Strana, el Museo Nacional y el Reloj Astronómico son algunos de sus hermosos lugares. Bratislava está a cuatro ho ras de Praga. Tiene un aire más moderno, a orillas del Danubio. En el puente llamado Nový Most hay una construcción que semeja un ovni en donde hay un restaurante superlujoso. La zona típica posee una catedral, un monumento al holocausto judío, otro a la Virgen y un bulevar lleno de restaurantes. Viena queda a dos horas y es tá llena de teatros, de personas que venden entradas vestidos como Mozart, de carteles de conciertos. Fuimos a una función con una pequeña orquesta. También pude ver mi pintura favorita, El beso de Gustav Klimt. También fuimos a Salzburgo...

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