El sello de Valentina

Hasta que leí su obituario el jueves pasado, nunca me enteré de que la ensayista de Sa lamina Manizales, Colombia, Valentina Marulanda, editora de las revistas Exceso y Cocina y vi no, era músico y musicóloga, con la cabeza llena de armonías, melodías y relaciones que bien me habría gustado escuchar en primera persona. Apenas alcancé a intuir que teníamos un lugar común porque un sábado cualquiera, como a las 3:00 de la tarde, la escuché comentar con conocimiento de causa una sinfonía en su programa La Nota Clásica, en 97.7 Emisora Cultural de Caracas. Entonces yo colaboraba con la revista Cocina y vino y un día, tal vez en una reunión de relanzamiento de la revista Exceso, le dije que la había oído y que me había gustado su voz: ¿En serio? Âme preguntó con extrañezaÂ, debes haber sido la segunda o la tercera persona que prendió la radio a esa hora. Me imagino que no sólo lo decía por modestia. Después del paro petrolero 2002-2003, la Emisora Cultural de Caracas fue una de las empresas afectadas por un país en bancarrota. La estación, fundada en 1975 por el ingeniero Humberto Peñaloza, fue la primera que llevó el sonido estereofónico a los vehículos ocho cilindros de la Gran Venezuela, la que introdujo la señal digital, la que legitimó al locutor más elegante del país ÂJaime SuárezÂ, la que permitió a Jacques Brauns tein marcar a generaciones de radioescuchas con su Idioma del Jazz e hizo posible que el profesor de filosofía Alfredo Vallota compartiera su personal y exhaustiva peña tanguera con sus oyentes caraqueños. La Emisora Cultural de Caracas sufrió hace casi diez años una crisis de identidad que hizo que su lema, Una compañía grata y estimulante, mutara en El sonido que evoluciona, una transición esperanzada en medio de las astillas de un país polarizado. Valentina Marulanda fue du rante sus últimos años una de las voces más coherentes y articuladas de la estación. Su erudición melómana era producto de una formación clásica en la que se confundían la tradición humanística e intelectual de su acervo familiar Valentina era la...

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