Semana de agitación

Hoy comienza una semana de gran fanfarria, según la programación que ha dado a conocer el Gobierno. De gran fanfarria y de glorificación de una historia adulterada para celebrar los diez años de los inverosímiles sucesos del 11 al 13 de abril de 2002. Brillarán los relatos heroicos y la glorificación de las grandes hazañas que del 11 de abril desembocaron en el 13. Se trata, en efecto, de sucesos que marcaron la historia y que permanecen muchos de ellos en la oscuridad. La historia, se dijo siempre con alguna ingenuidad, "la escriben los vencedores". Esto es relativamente cierto. Pero nadie le quita a esa historia de supuestos triunfadores la provisionalidad que le es connatural. Los vencedores, dice la historia sin adjetivos, no lo son para siempre. De ahí la sentencia de provisionalidad de sus relatos, de sus versiones acomodadas, el azúcar donde estaba la sal. O sea, lo inconfesable.

El Gobierno, que milita y actúa como partido político, que copa todos los poderes del Estado, que pretende ser el único que habla y el único que dispone, llenará esta semana con una programación avasallante. Los empleados públicos tendrán días de fiesta para que puedan concurrir (de manera obligatoria y bajo amenaza de despido) a las rumbosas manifestaciones de la revolución bolivariana. Los medios del Estado, que se suponen de todos los venezolanos, dedicarán sus espacios a las alabanzas de los héroes del 13 de abril. "Todo 11 tiene su 13", es la consigna que retumba en los canales oficiales. En la propia consigna está el engaño. La historia de estos episodios está por...

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