Semana Santa se queda sin Santa Capilla

La basílica menor de Santa Capilla ha sido siempre parada obligada para el pueblo católico en Semana Santa. La veneración al Cristo que en ella se encuentra es tradición en esos días. Además, el templo constituye un valioso patrimonio cultural y arquitectónico, no en vano fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1979. Pero este año, la posibilidad de recibir visitas de los devotos pende de un hilo. Fuertes filtraciones, pro ducto de la falta de impermeabilización, han desgastado paredes y techo. La pintura desconchada y el moho descienden por las columnas y, lo más grave, los rosetones decorativos de yeso de la nave central han comenzado a desprenderse, debido a las lluvias que han empeorado las fallas estructurales de la iglesia. El 27 de noviembre, des pués de un aguacero, escuchamos un estruendo en la madrugada. Un rosetón se había despegado del techo y cayó, completamente húmedo. Ha podido caerle a alguien encima, afirmó Juana Páez, superiora de las cuatro siervas del Santísimo Sacramento que habitan en Santa Capilla. Esa congregación fue fundada y reside allí desde 1896. Luego del incidente, las her manas clausuraron las naves central y sur del templo por temor a otro derrumbe. Santa Capilla quedó reducida a las dimensiones que tenía cuando fue construida: una única nave, la norte, alberga a más de 100 feligreses que acuden allí diariamente. Era evitable. En 1998 fue ela borado un proyecto de restauración, a solicitud de la asociación civil y el Instituto de Patrimonio Cultural. El encargado fue el arquitecto Francisco Pérez, quien señaló que en aquel momento se estableció como prioridad la reparación e impermeabilización de la obra. Hasta el año 2000 se pintó la fachada y se trató una parte del techo. Luego, sin más aportes de la Gobernación del Distrito Federal, los trabajos quedaron inconclusos. La humedad concentrada en el ambiente afecta también las esculturas religiosas Âalgunas del siglo XVIIIÂ y los decorados. La multiplicación de los panes, del pintor Arturo Mi chelena, descansa en un mu ral de la nave sur, forrada con plástico para resguardarla del moho. Se calcula que todo trabajo de impermeabilización, bien hecho, tiene una vida útil de 10 años; los de la basílica llevan 40 años y contando. La recuperación del monu mento histórico compete directamente al IPC. Sin embargo, la iglesia sólo recibe aportes de los feligreses. Así estamos de mal, que ni siquiera cuenta bancaria tenemos, indicó Páez, que es conocida entre los...

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