El sentido de las reflexiones

En un curso donde analizaba a Freud y Shakespeare, Harold Bloom advertía a sus alumnos que no le interesaba hacer una lectura freudiana de Shakespeare sino una suerte de lectura shakesperiana de Freud: La psicología freudiana es en realidad una invención shakesperiana que Freud codifica. Según Bloom, Shakespeare fue el primero en ofrecer una representación de seres pensando en voz alta, que además eran capaces de reflexionar sobre sus propios pensamientos al punto de convertirse en nuevos personajes.Ya santo Tomás de Aquino lo había previsto: El entendimiento puede pensarse a sí mismo. Esta capacidad de articular nuestros pensamientos, reflexionar sobre sus consecuencias y generar cambios vitales al evaluar la relación entre lo pensado y la realidad, es una delicada trilogía que puede perderse en cualquiera de los eslabones. Una secuencia que nos lleva a la famosa frase de Einstein: No se puede arreglar un problema con la misma men talidad que lo creó; especialmente cuando esa mentalidad se fundamenta en una histérica repetición para mantenerse aferrado al poder.En el capítulo del Cuarto li bro de Gargantúa y Pantagruel, los protagonistas vienen navegando entre glaciares cuando escuchan exclamaciones de una batalla librada un año antes. Tomad, tomad, dijo Pantagruel, vedlas aquí que no están todavía descongeladas.Entonces nos lanzó a la cubierta puñados de palabras heladas, y parecían cuentas perladas de distintos colores que al calentarlas con nuestras manos se fundían como nieve, y las oíamos realmente.En las neveras de la revolución bolivariana están depositadas toneladas de frases del comandante eterno que cada tanto se recalientan en un torrente con una misma coletilla: la amenaza a su propia eternidad. Esta reiteración anula la capacidad de decir lo que realmente se siente y destruye el sentido de las necesarias reflexiones para cambiar un rumbo suicida. El actual presidente a veces logra encarnar el extremo que representa el Yago de Otelo con su profunda irreflexión: Yo no soy lo que soy, para luego agregar: Yo soy el otro, el siempre amenazado por el imperio.Esta será una de las explica ciones de cómo una revolución, basada en palabras, terminará devorada por sus mismas palabras. Ya lo decía Vallejo: Y si después de tantas palabras,/ no sobrevive la palabra./ Más valdría, en verdad,/ que se lo coman todo y...

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