Serenata para el Salto Ángel

Cómo llegar. Hay vuelos des de Maiquetía. Lo otro es volar desde Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz en aviones pequeños. Pueden hacer contacto con los campamentos Waku, Ucaima y Parakaupa. Desde Ciudad Bolívar pueden contactar a Gekko Tours en el aeropuerto de Ciudad Bolívar. Pura emoción. La primera vez que nos montamos en avión mis hermanos y yo con mi papá y mi mamá fue en 1961 para ir a Canaima. Era un acontecimiento familiar conocer el Salto Ángel. Primero el país y luego el mundo. Así crecimos en este núcleo de siete Quintero Montiel: unidos y patas caliente con cédula. El único campamento era el de Hoturvensa, con apenas cinco churuatas con techos de paja y una grande que servía de comedor. Rudy Trufino el fundador de Ucaima nos llevó por un caminito entre la selva a conocer su campamento en construcción, que aún funciona a las orillas del río Carrao, en la parte de arriba de la laguna. Era impensable llegar hasta el Salto Ángel como ahora. Se requería mucho tiempo en curiaras con motores de pocos caballos. No era el plan de una familia con niños pequeños. Pero ofrecían un sobrevuelo para ver el salto desde la ventanita. Todos nos pegamos de un lado impactados con aquel aguacero que caía del cielo pegado del tepuy. Conservamos las fotos de la familia en la laguna, las siete camitas en la churuata. No olvidamos la campana que sonaba para llamarnos a comer. Tampoco el rojo de la laguna. Mucho menos el escándalo de los saltos. Después he vuelto muchas veces. Construyen más campamentos, la pista es inmensa, abundan las curiaras, llegan turistas de todas partes del mundo, hay camiones grandotes que trasladan a la visita, una planta hidroeléctrica, aire acondicionado en casi todos los campamentos, señal de celular, Direct TV e infinidad de problemas que no tengo ganas de resaltar ahorita. Pero mi recuerdo, mi asombro a los 7 años, me invade cuando me paro frente a esa laguna, veo los saltos, me lanzo al agua, me encaramo en una curiara, le paso por detrás a esa energía acuática, me interno en la selva y subo por escaloncitos de piedra. Fue una gran decisión crear el Parque Nacional Canaima hace 50 años. Apoyo la negación de los habitantes del sector del parque el evitar senderos por tierra. Los venezolanos le tenemos que corresponder a Canaima con el mismo desprendimiento de sus cascadas. Ser amables con la caída de agua más alta del planeta que se desprende de alguna grieta en los 700 kilómetros cuadrados de Auyantepui. Ir al paraíso. El fin...

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