Seres marginados cuentan su historia al calor de un burdel

Desde su rincón del burdel, con el ojo hundido en el telescopio, Bagre se dedica a observar el cielo. La Tierra está convulsionada, como si sintiera un gran dolor, advierte. Sus palabras son el prefacio de la tragedia, la violencia, la alegría y el amor que sacudirán a los habitantes de ese submundo de licores, sexo y desayunos a mediodía.La pieza El pez que fuma regresa a las tablas para celebrar 45 años de su estreno. Escrita por Román Chalbaud en 1967 y adaptada al cine en 1977, con guión de José Ignacio Cabrujas, centra su historia en La Garza, una mujer de carácter fuerte que ama y sufre con la misma intensidad con la que regenta su prostíbulo y a quienes viven en él. El montaje, que se presentará esta noche en el Teatro Trasnocho, es dirigido por Elba Escobar y producido por Oswaldo Estrada.Una de las cosas que me interesa es contar la historia no desde los arquetipos, sino desde lo humano de cada personaje. En la película el protagonismo era de Dimas, que lo hacía Miguelángel Landa; la obra de teatro tiene una visión mucho más sustentada en la mujer, en lo ilusa que es a la hora de enamorarse y cómo es traicionada por sus propias pasiones, explica Escobar, quien ha dirigido otros cuatro montajes entre los que están Relatos borrachos y Palabras encadenadas.En El pez que fuma , que tomó su nombre de un burdel que existió en la carretera vieja Caracas-La Guaira, 14 personajes prostitutas, alcohólicos, chulos, homosexuales muestran al espectador su cotidianidad, mientras sobre ellos gravitan la corrupción, el poder y el control. Lo bello de la dramaturgia de Román es que él rescata a estos marginados sin vulgarizarlos. Ninguno dice groserías, porque no hace...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR