La serie que enamoró a una ciudad

Caracas, como ciudad, comenzó un flirteo con su deporte menos apreciado a mediados de la década del dosmil. Se recuerdan varios campeonatos celebrados por el equipo de Guillermo Valentiner en el anonimato, antes de los días de idilio recientes, con fiestas en la intimidad de un estadio Brígido Iriarte que Luis Pájaro Vera bautizó como el más grande del mundo.No era por bonito o impo nente. Era el más grande del mundo porque así ganáramos todos los títulos cada año, nos era imposible llenarlo, contó entre risas el guayanés, quien formó parte de aquellos días de victorias anónimas, y del comienzo de un romance que aún perdura.El punto de ebullición del fervor que despertó el Caracas sobre su público, lo alcanzó en 2009. Fue después de la campaña admirable de la Libertadores de 2007, cuando vencieron a River Plate dos veces, una de ellas exiliados en Cúcuta, y cayeron con Santos en octavos de final.Después vino la consolida ción del proyecto futbolístico de la familia Valentiner con la Libertadores de 2009. Caracas llegó a cuartos de final después de pasar de grupo y dejar en el camino a Deportivo Cuenca, con un emocionante 4-0 en el duelo de vuelta en el Olímpico de la UCV. El destino los emparejó con Gremio. El partido de ida se disputó el 28 de mayo de 2009, en el coso caraqueño, por primera vez, a casa llena.Sabíamos que íbamos a en frentar a uno de los rivales más complicados de esa Libertadores, recordó el entrenador de los colorados de aquel entonces, Noel Sanvicente, sobre el cuadro brasileño, semifinalista de aquel torneo donde sucumbió ante Cruzeiro, que a la pos tre perdería la final con Estudiantes de La Plata.Lo primero que me llamó la atención al salir a calentar a la cancha, fue ver ese gentío. Era un mar de personas llenando las tribunas, y me di la vuelta y la principal también estaba repleta, y veía que entraba más y más gente a las gradas. En ese momento volví a ver la principal, y me dije, menos mal que le dimos este regalo a Guillermo Valentiner en vida. Le hicimos realidad el sueño que tanto quiso, ver un estadio de fútbol lleno, para ir a apoyar a su Caracas, contó emocionado Sanvicente.Color esperanza. Durante el calentamiento, al equipo lo acompañaba la canción de Diego Torres, Color Esperanza. Era como un símbolo.Nos llenaba de fuerza. Teníamos una responsabilidad muy grande. Habíamos enamorado a una ciudad con nuestro fútbol, y no les podíamos fallar.Esa noche fue de las más lindas que viví con el club, y en toda mi...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR