Que sigan los cambios en la Serie del Caribe

La Confederación del Caribe pasó más de dos décadas discutiendo la posibilidad de introducir cambios en la Serie del Caribe. Fue como si después del fracasado intento de mudar el torneo a Miami, a comienzos de los años 90, todos se hubie ran contagiado por el miedo a los experimentos.Ese miedo condujo al inmovilismo y a la agonía del torneo, que poco a poco perdió interés.Se salvó por los grandes patrocinadores y especialmente por el entusiasmo que seguía generando al disputarse en México o Venezuela. Así, entre aburridos estertores, llegamos a la segunda década del siglo XXI.Y apareció el cambio tan esperado por la afición y la prensa especializada.Bastó el regreso de Cuba como país invitado para que ocurriera una modificación crucial en 2014: una nueva manera de disputar el torneo, con ronda eliminatoria, semifinales y final.El retorno de la Gran Antilla trajo consigo un atractivo adicional: el interés de todos por ver qué tan buenos son los equiopos campeones de la Serie Nacional y si es cierta esa leyenda de invencibilidad que todavía acompaña a la pelota de ese país, a pesar de que sus resultados en el clásico regional no han sido óptimos.El gran éxito del actual formato comienza por el hecho de que ya nadie puede titularse en el hotel, viendo por televisión el final de otro encuentro que le asegura matemáticamente la corona.El comisionado Juan Francisco Puello Herrera prometió que nunca más sucedería aquella situación anticlimática y que los nuevos ganadores festejarían en el centro del diamante después de la última jugada, como como corresponde.Vino luego la inserción de Cuba y la ampliación del calendario, con fechas libres para todos los participantes. Y un tercer ajuste que era un clamor del manager Buddy Bailey: separar los dos choques de cada jornada, para realizar uno al...

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