El silencio de las moscas rompe el idilio del páramo

L a paz habita en postales. El citadino añora la serenidad de la vida rural, pero la desgra cia corre por esas calles en sigilo, como se ve en El silencio de las moscas , documental de Eliezer Arias sobre los suicidios en un pequeño pueblo del estado Mérida.En ese lugar, por el estiér col de excremento de gallina que utilizan en la siembra, las moscas se han vuelto parte de la cotidianidad, como el suicidio. Allá también hay estrés, uno idealiza el campo, dice el realizador e investigador del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.Arias tiene más de 20 años trabajando en los páramos venezolanos. En 2004 empezó a interesarse en diversas muertes en la zona. Se dio cuenta, por ejemplo, que en 2001 la tasa de suicidio en Pueblo Llano fue de 80 por cada 100.000 habitantes. El promedio en todo el país era de 8. En Japón, del que siempre se ha hablado por este tema, era de 25, detalla el también guionista del filme, que forma parte de la VIII Muestra de Cine Latinoamericano 2015, que comienza hoy.Desde entonces, afirma, la tasa se ubica entre 25 y 40. Sin embargo, ha habido variantes: Cada vez son más jóvenes, adolescentes, especialmente mujeres. De hecho, el documental es protagonizado por dos madres.Se refiere a Mercedes y Mar celina, quienes cuentan cómo vivieron la tragedia de perder a sus hijas. Hablan de ellas, de cómo veían el mundo, su sentido de pertenencia y la forma en la que se involucraban con los demás.Si bien Arias profundiza en los sentimientos de ambas, deja registro brevemente de otros casos ocurridos. El prejuicio ante los homosexuales, una mala cosecha, el acoso escolar o...

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