Simón Alberto Consalvi

Haber nacido y crecido en una familia adeca me permitió tener referencias de aquel re cio liderazgo que dirigía la lucha clandestina en contra del dictador Marcos Pérez Jiménez. En estos días he recordado mucho cuando conocí personalmente a Leonardo Ruiz Pineda, poco antes de su asesinato, en una pensión de La Pastora. Yo vine a Caracas con mi madre y allí nos esperaba su hermano, mi tío Paz Galarraga, quien había ingresado clandestinamente al país. Nos dijo que Leonardo llegaría en breve. Así fue. Yo tenía apenas 9 años de edad, pe ro me sentía parte de algo trascendente. Desde entonces seguí su trayectoria. Mi tío regresó al exilio, y a Leonardo lo mataron.La noticia nos golpeó mucho a todos. Poco después, en las conversaciones familiares, íntimas y selectivas, oímos hablar de muchos dirigentes. Entre otros, y de manera creciente, de Octavio Lepage y Simón Alberto Consalvi.En estos días se ha escrito pro fusamente sobre la vida y obra de Simón Alberto. Es poco lo que puedo agregar. Quizás por eso deba limitarme a dejar constancia de mi hondo pesar por su repentina desaparición. En el primer gobierno de Carlos Andrés me correspondió ser presidente de la Cámara de Diputados. En algún momento Octavio y Simón fueron ministros de Relaciones Interiores y Exteriores, respectivamente. Consalvi además ya desarrollaba una intensa labor periodística, cultural y política que globalmente lo fueron convirtiendo en un catedrático de la política, con P mayúscula, nacional e internacional. Se trata de un hombre con obra hecha, apreciada y reconocida por todos, incluidos algunos que mantuvimos diferencias y fraternas discusiones sobre temas...

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