Simonovis

Este régimen, ahora para su desgracia en medio de una tempestad y a punto de naufragar si sus jefes marineros no dan un golpe de timón y enmiendan el rumbo que nos conduce al naufragio, debe empezar por dejar atrás el huracán de los odios desatados en la lucha interna por el poder. La Venezuela de hoy, la que quiere despertar y asomarse a la ventana y respirar tolerancia y unión entre los venezolanos debe y tiene que volverse realidad. Es, sin duda, el momento adecuado y perder el tren que pasa nos hará no sólo más infelices sino más infinitamente caníbales en lo político.

Retroceder la película sólo nos traerá odios y resentimientos.

Veremos una película en la que un régimen se ha dedicado a perseguir a todo el que no opine lo mismo que ellos quieren, que se ha dedicado día a día a perseguir, torturar, asesinar lentamente al comisario Iván Simonovis. De nada han valido las repetidas solicitudes de clemencia de sus hijos y su esposa para pedir la libertad del comisario, sino que pareciera que esto más bien aumenta las ansias del Gobierno de ensañarse y seguir persiguiéndolo a él y a su familia.

Recientemente se le negó a contramano de la ley una medida humanitaria para que en la calle recuperara su salud que se ha deteriorado aceleradamente por las condiciones infrahumanas en que ha vivido en el Sebin, la policía política, donde no solo vivió peor que un animal, sino que le fue negada todo tipo de atención medica que ha hecho que hoy esté en el deplorable estado en que se encuentra.

Simonovis ha sido uno de los más atacados y perseguidos por este régimen dictatorial y ha tenido que sufrir bajo un poder judicial politizado y arrastrado a las órdenes que se dan desde quien sea el que manda en el país, que no sabemos.

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