He sobrevivido por ser un rebelde

E s atravesar un umbral.Es una historia en la que los temas siempre retornan. Un itinera rio que no tiene final. Los espacios pictóricos de Jacobo Borges -distintos pero derivados de sí mismosse cruzan en la idea del tiempo y hacen que el espectador camine entre el agua y la ficción. Porque para el artista nacido en Catia en noviembre de 1931 una sola realidad no es suficiente. La destruye y reconstruye en otras tantas a partir de encuentros, emociones, colores. Su trazo es así instante y permanencia.Una antología de estos mo vimientos es la que presenta desde hoy la Galería Freites en la exposición Jacobo Bor ges , con la curaduría de María Luz Cárdenas.Los últimos 30 años creati vos del pintor -desde De las re laciones humanas hasta Paisaje desde el mar se exponen divididos en 12 estaciones de lectura, como un inventario de sus inquietudes. En el piso 1 explota el color, en la planta baja están las grandes dimensiones y en las salas más pequeñas aguarda su trabajo digital, de comienzos del siglo XXI, con los duborcom.Pero en esta nota es el mis mo pintor quien hace su antología.Las aguas. Yo he tenido mu chas experiencias con la muerte y con el agua. A los 8 años me iba ahogando en uno de los pozos que dejaba la lluvia en Catia. Por presión de los muchachos me tiré. Como no sabía nadar, empecé a tragar agua.Cuando los demás me vieron se asustaron y se fueron a la parte de arriba del pozo. Cada vez que lograba salir a flote me daba cuenta de que ellos veían mi muerte y cuando estaba dentro del agua estaba viviendo mi fin. Luego, como pude, me agarré de una rama y fue lo que me salvó.El agua es fundamental en las obras del pintor, atraviesa todos sus períodos; algunas veces representada como un remanso, otras con la violencia del mar herido. Uno de los cuadros, ubicado entre los primeros en el ejercicio museográfico, es Nuevo mundo . Al artista le recuerda a uno que hizo en los años cincuenta, de la serie La pesca . Cuando hice eso no entendí la relación, aquí también hay círculos pero es todo caótico y no están en un solo tiempo. Yo estuve bloqueado con este cuadro a causa del color. Y Ximena, que tendría como 2 años, me decía: `Azul, papi’. Cuando me descuidé había agarrado mi brocha y lo había manchado. La primera impresión fue borrarlo, pero después me di cuenta de que era lo que le faltaba. En cierta manera es como si el agua se metiera.Con Reflexiones de agua II y Solo un nadador recuerda otro episodio: una vez en la playa Oceánica...

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