Sobrevivientes

Cuando estos tiempos amargos se puedan ver con un mínimo de perspectiva histórica, el empeño de nuestra clase empresarial por seguir invirtiendo, por seguir generando puestos de trabajo, por cumplir con todas las formalidades legales y, finalmente, por creer y apostar por el país será reconocido como una verdadera tabla de salvación. No debe olvidarse que la palabra empresa es la acción de emprender y que la historia de nuestros emprendedores, algunos de los cuales han construido em presas que ya cumplen cien años, está por contarse. Cuando la matriz de pensamiento dominante sataniza cualquier esfuerzo o tarea asociados a la generación de productos y servicios, poco se entiende que esta especie humana persista y persista en crear, innovar o transformar. Son el reducto de una mentalidad mayoritariamente rentista, pero aun siendo reducto generan cuatro veces más puestos de trabajo que los que genera el sector público, ya de por sí burocratizado. La mitología clásica nos ha hablado de que los héroes también tienen apetitos terrenales, y los nuestros los han tenido con creces, a veces en forma de errores de juicio, ambiciones desmedidas o complicidades con el sector público, pero ese lastre no le quita a la especie la cuota de heroicidad que bien se han ganado a fuerza de empeño y convicción. Dejando de lado el flujo ciego del petróleo, que ya nos alimenta por más de cien años, la economía del país se debe fundamentalmente a nuestro sector empresarial. La gran calamidad de nuestra clase gobernan te Âesencialmente la de ahora, pero también las del pasado es la de creer que la riqueza ya es un dato inconmovible, y que todo entonces depende de su justa y equitativa distribución. En estricto sentido, esto es mentalidad hiperrentista, que es lo que hoy impera como patrón de juicio. De cara al sector empresarial, los voceros gubernamentales nunca hablan de...

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