Cómo sobrevivir a una cita a ciegas

Las citas a ciegas son un método popular para juntar parejas, especial mente cuando se acerca el Día de los Enamorados y los amigos solteros comienzan a pedir auxilio. Preséntame a alguien, dicen, y hacen alarde de sus encantos. Y uno, amigo preocupado y comprometido con la causa del romance, busca entre parientes y conocidos a algún noble cordero sin temor a lo desconocido que se embarque en esa aventura sin terminar embarcado literalmente hablando. Aceptar una salida con una persona sin conocerla, en términos intencionadamente románticos, puede definirse como una aventura sin pecar de osados. La expectativa y el nerviosismo no son gratuitos, más si el interesado ha visto por lo menos una foto de su cita y siente cierta atracción, porque pueden pasar dos cosas: o efectivamente durante la salida hacen clic y comienzan una amistad con buen pie, o algo falla y surge el rechazo, lo que puede hacer incómoda la velada. Por eso, las citas a ciegas ge neran una mezcla intensa de emociones que puede ser determinante para el encuentro. Alicia Núñez, psicóloga especialista en familia y salud sexual, explica que esa modalidad de cita puede despertar temor a lo desconocido y ansiedad: establecer una pareja, concretar un encuentro sexual o también llevarse una gran desilusión. Eso es válido para las citas que se coordinan mediante amigos en común y también para las que se establecen entre personas que se conocen a través de Internet. Los miedos son los mismos, señala. Ese coctel de expectativas y temores podría causar que la salida se convierta en una situación difícil de manejar. Para sobrevivir al primer encuentro, Núñez sugiere prepararse, comenzando por analizar fríamente lo poco o mucho que se conoce de la otra persona. Es positivo que antes de la cita se maneje una idea de las motivaciones e intenciones: ¿qué quiero y por qué? Eso ayuda a bajar la ansiedad y pensar con claridad. Cuando son encuentros propiciados por amigos contamos con referencias más confiables, por eso es preferible citarse de ese modo, indica. En la experiencia de Adriana Guerra, periodista de 24 años de edad, se cuenta...

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