Una sola persona

Las elecciones, como todos los eventos sociales, están fuera del control de los individuos como tales, esto es, cuando no están integrados a las masas sino que permanecen en la esfera particular de sus propias visiones e iniciativas.La determinación de un hombre solo no va a cambiar la historia.Al menos, cuando ese hombre no está en posiciones de poder ni se cuentan entre sus capacidades la de movilizar grandes bloques de acciones, que a su vez se multipliquen en impactantes ondas de influencia.Pero, paradójicamente, es mu cho lo que una persona sola puede hacer.Lo primero es detenerse a afinar su mirada y establecer cuál es su percepción de las cosas, de lo que es justo y de lo que debe hacerse.No se trata de parar la oreja para percatarse de lo que dicen y hacen los demás. Ya eso se sabe no hay manera de sustraerse a la ruidosa tendencia generalizada. El asunto es aislar qué es lo que uno considera correcto, pertinente y útil. Hermoso, si prefieres.La experiencia venezolana de estos quince años nos ha demostrado con qué frialdad se orientan los regímenes autoritarios a manipular los sentimientos primitivos de las sociedades; con cuánta habilidad atizan los resentimientos, ofrecen vengan zas y montan el espectáculo de la degradación de unos para el deleite de otros.Es evidente que el régimen, en su constante exploración de las bajas pulsiones del alma nacional, palpó la avidez consumidora; y no dudó en exacerbarla hasta el punto en que las multitudes se convirtieran en sus cómplices.Se valió para ello de las rebajas forzadas, mediante las cuales se obligó a los comerciantes a vender su mercancía a precios hasta 70% menos de su valor real el que ha sido perfilado por los controles, la inflación, la inflación y los costos de reposición.No fue esta, desde luego, la úni ca vileza a la que muchos venezolanos se apuntaron, aprovechando el afán del régimen de satanizar la actividad económica y procurar la demolición del emprendimiento privado. En este espacio nos hemos cansado de increpar a quienes se apresuraron a arruinar a tantos comerciantes, preguntándoles si ya pusieron en venta sus casas, carros motos a 50% de su valor. Nadie ha respondido. No se ha sabido de un solo caso de revolucionarios que hayan sacado a la venta sus dólares a la tasa de cuando Chávez...

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