Los afrodisíacos sólo existen en la mente

Para no fracasar, Jorge R. sigue el consejo de su padre, ya fallecido: testículo de toro una vez a la semana y una taza de ginseng rojo antes de la faena amorosa. En la oficina se ríen de mi secreto, y me preguntan entre risas si ya me hablaron del Viagra... Yo les digo que no cambio la fórmula. Lo que el empleado bancario, de 36 años de edad, quiere decir es que si le funciona el testículo de toro y el ginseng, ¿para qué ponerse a inventar? El que quiera creer que crea, responde el médico Gerardo Giménez-Ramírez, al referirse al antiguo mito de los afrodisíacos que, a su juicio, no ha perdido vigencia. La gente que acude a ellos lo hace de forma inconsciente, hasta que el brebaje o comida pasa al estado consciente y ahí empieza su excitación. No por su efecto, sino porque esta persona, hombre o mujer, se ha preparado psicológicamente para tener el mejor sexo, indica. El psiquiatra Rómulo Aponte subraya que el efecto placebo es un factor importante que se debe considerar cuando alguien responde positivamente al consumo de alguna sustancia. En ese caso, el factor cognitivo es muy importante: la ilusión o expectativa de mejorar y la creencia en la efectividad de la sustancia. En el caso del efecto afrodisíaco atribuido a mariscos y otras especies marinas, la clave es biológica: el zinc es un elemento que activa áreas cerebrales, como el hipotálamo, el núcleo accumbens y el Circuito del Refuerzo y del Placer, que tienen una definitiva función sexual. Son mentiras y funcionan. La ciencia no ha sido indiferente al fenómeno de los afrodisíacos y hay estudios, particularmente en animales, que han tratado de confirmar si realmente sirven para algo. Entre los que más interés suscitan destaca la yohimbina, sustancia que se extrae de la corteza de unos árboles de Camerún. De hecho, fue el primer agente oral, antes de la llegada de Viagra, que se prescribió para el tratamiento de la disfunción eréct i l . Pe ro sus efectos sólo son moderados y para ciertos t i p o s d e alteración. La revis ta Journal of Sexual Medicine repasó este año la evolución de tales productos, que toman su nombre de Afrodita, diosa del amor y la belleza. Según la mitología griega, Afrodita nació de la espuma de mar generada por los genitales de Crono, castrado por su padre Urano, quien arrojó los testículos al océano. En poemas hindúes...

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