Soluciones radicales

En más de un oportunidad escuché a un compinche de barras defender su ocurren te tesis en relación con los beneficios de compartir conversación y tragos con gente que apenas conocemos; decía, por lo general sin que viniera a cuento: Beber es divertido a la par que instructivo. No puede decirse lo mismo de las colas. Nada de entretenido tiene perder miserablemente el tiempo intercambiando invectivas contra el gobierno para hacernos con un paquete de harina de maíz; sin embargo, como se aprende más por lo que la gente habla entre sí o por lo que se sobrentiende, que planteándose preguntas, es posible por momentos distanciarse de lo que nos condujo al plantón y, al igual que en las tabernas, aliviar la espera escuchando, como escuché hace poco, a alguien discurrir con escolástica presunción sobre los modos de mantener impoluta la desembocadura trasera; risa, y mucha, me causó esa disertación en la que se ponderaban las virtudes de algunos sucedáneos del papel tualé, tan rabelesiana que recordaba aquel desopilante pasaje de La muy horripilante vida del gran Gargantúa donde se cuenta cómo Grandgousier reconoció el ingenio maravilloso de su hijo por la invención que este hizo de un limpiaculos que ensalza como el más señorial, el más excelente y el más expeditivo que jamás se haya visto; y, tras detallar numerosos objetos que ensayó para higienizar ese tercer ojo, agraciado y desgraciado por Quevedo un antifaz de terciopelo, unos guantes de la madre, un cojín, un sombrero de fieltro, una toga de abogado y un copioso inventario de medios para tal fin que incluyen un cachorro de marta que con sus uñas me ulceró todo el periné y un velludo lirón, el descomunal Gargantúa sugiere que lo mejor es no evacuar para no tener que limpiarse.Así comenzaba la semana.Con las inevitables colas y el raquítico recibimiento, con ditirambos dignos de Alejandro Magno, del invencible guerrero que en la batalla del canal dice haber abatido, en dialéctico combate de apenas 3 minutos de duración, a otro gigante, el del norte, en escaramuzas imaginarias cuyas glorias solo cantaron escasos hooligans prebendados con algún pollo y un par de cervezas; eran tan pocos que uno se pregunta cómo es que, habiendo recabado más de 10 millones de firmas yo te aviso chirulí, no pueden convocar más de 4 gatos para validar sus aserciones. No pudo la inexistente y manipulada victoria ocultar la indignación que causó la última providencia cambiaria que nos confina a este...

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