Todavía sueño con que soy un pelotero

Marco Davalillo quería ser pelotero profesional. En sus tiempos como jugador juvenil, mientras defendía la selección nacional, varios scouts se interesaron en él. Estuvo a punto de dar el salto.La vida del actual manager de los Bravos de Margarita cambió cuando su padre lo sentó una tarde y le habló de frente. Aquel día comenzó la precoz carrera como técnico de este orgulloso hijo de Pompeyo Davalillo.¿Qué aprendió de Pompeyo? Disciplina. Llegar primero al estadio y salir de último.Ponerme el uniforme con orgullo, respetar la camisa del equipo y la fanaticada.Tratar, como dirigente, de estar tres innings adelante en el juego. Hacerle sentir al pelotero que las puertas siempre están abiertas y estar comunicado con el staff.Mi papá siempre escuchaba a todos.¿Cómo hacía él para combinar esa informalidad con la gente, que tanto le caracterizaba, con esa seriedad para con la divisa? Fíjate el número que él siempre llevó: el 1. Siempre tenía una respuesta adecuada. Incluso te sacaba las cosas que querías decir, pero que callabas por respeto.Siempre tuvo buena comunicación con los dueños de los equipos y conseguía lo máximo de los peloteros.Trabajaba muy fuerte, de 9 de la mañana a 5 de la tarde.No le importaba ni comer.Te podía traer al estadio a mediodía para practicar un slide. Si llovía, igual te hacía practicar. Así era el beisbol de antes. A los nuevos peloteros les costaba entenderlo.Un día, los hermanos tuvimos una conversación muy seria con él. Le explicamos que el sistema de entrenamiento había cambiado.Que era mejor darle 20 rollings a un muchacho que tenerlo todo el día cogiendo batazos. A partir de eso, entendió y cambió. Empezó a practicar diferente, le llegaba a los peloteros de otra manera y comenzaron sus éxitos. Luego de eso, fue campeón con el Caracas y con el Zulia. Añadió esa conversación a toda su experiencia y fue un Pompeyo más tranquilo, aunque seguía peleando los juegos.A Pompeyo se le recuerda por genialidades y jugadas inesperadas. ¿Cuál es su favorita? Fueron tantas, imagínate.Esas jugadas no surgían en el momento. Ya estaba preparado. Él anticipaba. Hacía cosas inesperadas, pero planificadas. Sabía que en el séptimo inning le iban a tocar la pelota y ya tenía en mente traer al centerfielder, para ponerlo en el medio del cuadro. Todo eso era planificado. Era una de las cosas que más me gustaban de él. Podía acercársete en el sexto inning y decirte: prepárate, que en el octavo vas a salir. Llamaba al bullpen para pedir...

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