El sultán del imperio marroquí

Corazón de Mi Patria fue tan anacrónico como su abuela de Sabaneta o como su padre maestro, y para colmo fue a parar a la Escuela Militar, una institución enmohecida un carro con cortinas, como las películas viejas, aun las mejores, condenadas decía Luis Buñuel a una peyorativa senectud... y el Bigotón sucesor no es muy distinto, porque sigue aferrado a una revolución, la cubana, que ha terminado por morderle la cola al fascismo, y representa a otra, la bolivariana, que asaltó, sometió y expolió al país más rico de Latinoamérica hasta llevarlo a niveles de subdesarrollo que lo acercan a países como Haití.La costosa y absurda campa ña de exaltación de Corazón de Mi Patria, a los altares de la idolatría popular, que realiza el oficialismo, demuestra que Bigotón no está dispuesto a bajarse de la nube en la que vive ni a interrumpir el diálogo con el pajarito que le sirve de interlocutor con el chapulín rojo-rojito ¡síganme los que quieran patria! que durante 15 años cambió suelo y subsuelo natal por millarditos, tan patriota como el famoso sultán Moulay Hafid que hace 100 años dilapidó por el mundo la fortuna que Es paña y Francia le dieron a cambio de entregarles Marruecos...recordado en las canciones de los cañoneros que se reunían en la plaza López luego plaza España: El sultán del imperio marroquí/ dicen que a Francia le va a regalar/ un gallo fino, tan retefino que no sabe ni...

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