La tácita admisión de una derrota

Cristina Kirchner reconoció de manera implícita una derrota: la de su política econó mica. Con Guillermo Moreno renunció mucho más que un secretario de Estado. Se fue el único hombre fuerte de su gobierno desde la muerte de Néstor Kirchner y se fue, sobre todo, el autor de una política que dejó la economía en medio de la destrucción y la crisis. Se fue el funcionario que con sus políticas condenó a Argentina a perder el autoabastecimiento petrolero y la colocó en la necesidad de importar trigo. Moreno es el autor de que el país haya tensado sus relaciones con casi todos los países del mundo, incluidos los que históricamente fueron amigos.Moreno destruyó el Indec que es como destruir el termómetro de la economía e insultaba a los empresarios, pero no se metía con la propiedad de las empresas. Salvo con la propiedad de Clarín y de Papel Prensa, a los que convirtió en sus enemigos más odiados.Cuenta la leyenda que detestaba a los medios periodísti cos independientes porque le quebraban sus mentirosos relatos a Cristina sobre la marcha de la economía. Presionó sobre las cadenas de supermercados y de electrodomésticos para que no contrataran publicidad en La Nación, Clarín y Perfil. Gran parte de esas cadenas empresariales necesitan la importación de productos. Moreno era el que autorizaba o no las importaciones.Usó la extorsión como un método cada vez más eficaz.El viejo peronista tropezó con el peronismo. Poco antes de las elecciones pasadas, la presidente le preguntó a un conocido intendente cristinista del conurbano qué podía hacer ella para ayudarlo.Te pido un solo favor: échalo a Moreno, le contestó el alcalde. Gobernadores e intendentes peronistas pasaban gran parte de su vida en las oficinas de la Secretaría de Comercio para gestionar su autorización a importaciones de insumos industriales. Nuestras industrias se están parando sin los insumos y nunca ganaremos elecciones con más desocupados, le explicó ese intendente a la presidente.Cristina no defendió ni justificó a Moreno. Le contestó con una evasiva: No quiero darle su cabeza a la corporación mediática. Poco después cayó enferma, perdió las elecciones en la provincia de Buenos Aires y se agravaron los síntomas de la crisis económica.A Moreno no lo crucificaron los medios ni los economistas privados, sino el peronismo con liderazgo territorial. Ese fue su fin.La presidente pronostica dos años...

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