Táchira arrasado

Desde que se arriba al aeropuerto Ventura Vivas de Santo Domingo, ubicado en el pie de monte donde termina la montaña y se despliega el llano tachirense, comienza a sentir se la sensación de que algo anda mal.A pesar de que ha sido objeto de una reciente y cos tosa remodelación, la sala de equipajes resulta extremadamente pequeña e incómoda. Alguien se robó unos reales. Los pasajeros se apiñan desordenadamente tratando de recoger las maletas que llegan sobre una corta y estrecha cinta varias tallas menores que el movimiento de un aeropuerto convertido por la vía de los hechos en destino internacional.Porque, hay que recordarlo, con el déficit de boletos para viajar al extranjero, y especialmente a Bogotá, centenares de pasajeros venezolanos vuelan al Táchira, cruzan la frontera por tierra y toman un vuelo interno desde Cúcuta a la ciudad colombiana de destino. O, a la inversa, gracias al diferencial cambiario que convierte un peso en 4,7 bolívares, los colombianos que tiene como destino turístico barato a Margarita, hacen lo mismo pero al revés.Y como los demás aeropuertos ta chirenses, el de San Antonio y el de La Fría, están cerrados, la alta demanda no sólo convierte a Santo Domingo en puerto internacional sino también en uno de los destinos más solicitados y congestionados del país. Tanto, que se puede tardar hasta quince días para obtener un cupo o, si se requiere de inmediato, resignarse a pagar, es lo que cuentan en el aeropuerto, sobornos de hasta 6.000 y 7.000 bolívares.Una vez superados los primeros escollos viene otra prueba. Llena de baches y bordes de vía quebrados, la carretera que lleva a San Cristóbal, la misma desde hace 50 años, se convierte por tramos en un estacionamiento. En esta oportunidad la reparación del puente sobre el río Uribante, del que muchos creen se derrumbará como el viaducto de la Caracas-La Guaira, gene ra más o menos media hora de tranca.Tomar la vieja carretera que lleva a Rubio por la vía de Santa Ana es peor aún. Con tramos casi intransitables, la ruta de apretados dos canales, la misma desde hace sesenta o setenta años, deja ver a un lado unas gigantescas máquinas pica piedra...

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