Tanto de tan poco

El 11 de septiembre se conmemoraron 40 años del trágico, aunque previsible, final del gobierno de la Unidad Popular, presidido por Salvador Allende, un hombre justo y valeroso para quien hubiésemos querido un final distinto al que se vio en la obligación de elegir, atrapado entre el infantil extremismo de sus seguidores azuzados, entre otros, por el mismísimo Fidel Castro Ruz, y la deslealtad de un ejército al servicio de los sectores más reaccionarios de la sociedad chilena.Pero lo acontecido en el país austral no es objeto de estas líneas. Nos interesa la efeméride porque Maduro, solemne y al borde de un ataque de nervios y cursilería, la vinculó con su ayuno en solidaridad con Bashar al-Asad, y con la rutinaria ceremonia que oficia el quinto día de cada mes en memoria de su comandante eterno, el que le legó el poder, como lo hizo con el sirio su padre Hafez al-Asad.En esta ocasión, la luctuosa evocación de Corazón de mi Patria vino acompañada con el anuncio de la creación de una comisión de científicos para investigar las causas y origen de la enfermedad que causó la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo. Podría uno preguntarse: ¿hasta cuándo le van a sacar el jugo a ese muerto?, y clamar porque dejen en paz a sus restos y los entierren en el pasado al que, histórica e ideológicamente, pertenece.La devoción que Maduro ex hibe con escrupulosa puntualidad y que hace del 5 un número cabalístico, cuyo poder irradia sobre él la sabiduría infusa que transformó a un ordinario paracaidista barinés en olímpico semidiós, es una impostura proselitista y electorera, una estratagema para ganar indulgencias o votos con escapulario ajeno y que, si creemos en las encuestas, no le genera dividendos a la camarilla roja.Y como escasean los palos de dónde colgarse, y el escudo sirio no es suficiente para detener sus autogoles, en ese apenas inteligible sucedáneo del castellano que balbucea, Nicolás intentó trazar un paralelo entre el malogrado presidente chileno que sin ninguna duda fue protagonista de un episodio de auténticas dimensiones épicas y la de un soldado sin fortuna en lo militar y con mucha suerte en lo político, cuyas andanzas poco tuvieron de gloria, pero sí bastante de pena.El parangón es inviable porque obvia que el sureño era una pieza sacrificable en el tablero de la Guerra Fría y al venezolano le tocó actuar en un escenario geopolítico totalmente distinto por cierto: El 11 de septiembre es también fecha para rememorar el despiadado ataque...

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