Tan cerca y tan lejos

La avenida Libertador tiene un enorme potencial como eje peatonal, sin embargo es un lugar de poco movimiento, quizás por su concepción como vía rápida para el tránsito automotor que deja a un lado usos e incentivos más vinculados a la gente que se mueve a pie, como sería que hubiese más cafés, cervecerías y restaurantes y menos concesionarios de vehículos; que hubiese más viviendas o que el parque de bolsillo donde comienza este recorrido se mantuviese abierto en el día, para convertirse en parte de un circuito recreacional con la plaza Las Delicias y la cancha deportiva del barrio. El parque siempre está cerrado y es difícil saber a quién compete que se abra. Desde allí hasta El Bosque las amplias aceras de la avenida dibujan un ambiente en el que se entremezclan el paisaje del barrio, interesantes edificios de la década de los cin cuenta, alguna que otra añeja casona y las atractivas calles del entorno, ideales para un cierre dominguero. Sobre la avenida principal de El Bosque, donde la mayoría da por sentado que termina la Libertador, un pequeño tramo enlaza con el Caracas Country Club. De inmediato percibimos la fuerza de las grandes áreas verdes de esa urbanización, pero lo que pudiera ser un idílico trecho para enlazar con la Francisco de Miranda tiene todo negado para los transeúntes. En el hermoso túnel vegetal que conduce a la avenida las aceras son inexistentes. Se camina por delgados bordes que separan la calzada del muro que encierra el campo de golf, y por una franja de terreno arbolado y medianamente mantenido, pero con el peso del abandono. Esa franja bien pudiera ser un pequeño bulevar vegetal de acceso a la avenida y...

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