La tarea

La tarea era hacer una vaca. Sobre una cartulina blanca, dibujarla, colorearla y colocar le alrededor ejemplos de los productos que se obtienen de la vaca. Allí empezó todo.En los apenas dos años de es colaridad que llevaba, ya me habían inculcado la vergüenza que produce que la vaca que dibujas no se parezca a una de verdad. Eso que Picasso anhelaba de pintar como un niño, no tenía sentido, porque la escuela te enseña que uno pinta muy mal, cuando es niño.La dibujé y borré mil veces.El lomo era difícil y hasta con una regla lo tracé. Ni esperanza de lograr volumen. Siempre me quedaba como un rectángulo con patas y manchas negras dentro, y una cabeza con cachos muy mal dibujada...Mi desespero logró conmover a mamá, que con cierto humor y mucha ternura me ayudó entre burlas a mis trazos y borrones de Mongol, y con la infinita paciencia que ella tenía para este tipo de tragedias. Seguramente mi vaca no le pareció tan fatal como a mí, porque en la cartulina sobrevivió casi todo lo que yo había dibujado y luego coloreado con Prismacolores, y la imagen final fue la que yo había hecho con leves ajustes en las patas y cabeza, gracias a la sabia mano de mi mamá.Juntos, luego recortamos, ar mamos y pegamos los productos que se obtienen de la vaca...en 3D. Hicimos un envase del cartón de litro de leche pasteurizada, de apenas tres centímetros. Ella hizo unos zapaticos de cuero miniatura. Buscamos un peine muy pequeño que aparentaba ser de cacho de vaca. A una cajita mínima le escribí Mantequilla y dibujé un pedazo de queso con huequitos porque hacer un queso de cartulina es imposible. Al final, de la vaca en el centro de la cartulina, irradiaban unas líneas hechas con regla y creyón negro, que terminaba cada una en uno de los productos, que pegamos con cuidado y la esperanza de que no se cayeran. No podía enrollar la cartulina y debí llevar aquella vaca rodeada de sus productos a la vista de todos en el autobús del colegio.Esa tarea que recuerdo clara mente después de tantos años y cuando todavía no me convencen las palabras de aliento de mamá sobre aquel lomo mal dibujado, resume la forma cómo aprendimos a no entender los animales. Esa vaca es toda la fauna, y es la naturaleza que nos rodea. Y a esa vaca nos aproximamos desde la edad temprana, con la mirada utilitaria que provoca la arrogancia homocéntrica. La naturaleza es para obtener productos; la vaca para dárnoslo todo, porque hasta sus huesos son usados para algo útil a las personas. Y en los...

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