"El teatro, en las crisis, es un espacio de resistencia"

Ricardo Iniesta llegó al teatro en el año 1974. Antes había pasado una temporada en la cárcel, adonde fue a parar por asistir a una manifestación en contra de Francisco Franco. Se encontró con su vocación un verano, cuando propusieron a los que militaban en los partidos de la izquierda ilegales que formaran agrupaciones de teatro para hacer proselitismo en los pueblos de España.

"El franquismo era un sistema de tiranía que había que tirar abajo desde la gente. Entonces formé un grupo que se llamaba La Guadaña. Allí el teatro entró de lleno en mí y se quedó", recuerda.

Una década más tarde, el director, también formado en arquitectura e historia, fundó la compañía Atalaya, Premio Nacional de Teatro en su país.

Hace 15 años creó un centro para la investigación, enseñanza y producción dramática llamado Territorio Nuevos Tiempos. La institución lleva el programa Teatro Imaginario, que acaba de mostrar su cosecha más exitosa. En la temporada teatral española más reciente representaron La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, con un grupo de gitanas analfabetas del asentamiento chabolista Âes decir, informal de El Vacie, el más antiguo de Europa.

"Hicimos un taller con ellas para que el teatro les sirviera como herramienta de dignidad y fue interesante porque estas mujeres se han convertido en el acontecimiento teatral de la temporada en España", dice Iniesta sobre el grupo que ha recorrido más de 10 comunidades autónomas en su país.

El director vino a Venezuela a presentar en el Festival Internacional de Teatro de Oriente la obra de Ramón María del Valle-Inclán Divinas palabras y dio un taller de semiótica en Caracas sobre el mismo dramaturgo. Su experiencia profesional es basta y seductora; apunta a un compromiso profundo no sólo con el arte sino también con sus capacidades de sobrecogimiento y enmienda.

ÂVino a Venezuela a presentar una obra de Del Valle-Inclán, autor cuya poética de los esperpentos muestra la crueldad de ciertas realidades sociales. Pero desde 1936, cuando murió el dramaturgo, han pasado muchos años.

¿Cómo definiría usted un esperpento en esta época? ÂDel Valle-Inclán es muy actual, cuando lo representamos en el FITO de Barcelona me parecía posible que en una zona rural se diera esta situación, igual que cuando la hemos presentado en Europa. Del Valle-Inclán es tan vigente como la tragedia griega, porque hace 4.000 años los seres humanos tenían los mismos instintos. Hoy son distintos en su manera de vestir...

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