Teléfonos inteligentes perturban la paz en las clases

En los salones de clases, los estudiantes unen la viveza criolla a las nuevas tecnologías para hacer trampa en las evaluaciones. Con la ayuda del Blackberry, los jóvenes han desarrollado múltiples formas de copiarse: pueden fotografiar las preguntas y enviarlas a compañeros apostados a las afueras del salón que fungen como sus asesores, tienen las guías de estudio guardadas en sus correos electrónicos o en el bloc de notas del teléfono, se comunican entre ellos a través del pin u otro chat para intercambiar respuestas y crean versiones digitales de las "chuletas" tradicionales.

Por eso, los profesores han debido desarrollar estrategias para evitar que los estudiantes se aprovechen de los beneficios tecnológicos, y reconocen que si pudieran desterrarían los equipos Blackberry de las aulas.

Evaluación. En la Universidad Católica Andrés Bello son radicales en este asunto. En el caso de la Escuela de Ingeniería Industrial, el profesor Joao De Gouveia García cuenta que allí utilizan el llamado jammer, que "produce un ruido que hace que todos los teléfonos pierdan la señal"; es un aparato portátil, incluso más pequeño que un celular, y reconoce que comenzó a utilizarlo porque se cansó de solicitar a los alumnos que presten atención durante las clases.

El jammer está a la disposición de todos los profesores de la escuela, y si hay evaluaciones simultáneas, en los salones que no tienen el aparato, los alumnos deben guardar sus celulares en sobres identificados con sus nombres, que quedan bajo la custodia del docente mientras dura el examen.

Reinaldo Díaz, estudiante de la UCAB, sostiene que la rigurosidad depende del educador. En las evaluaciones, algunos sólo piden apagar los teléfonos, pero otros prohíben que los alumnos los tengan consigo y, en caso de descubrir que alguno tiene uno en su poder, puede perder la evaluación. "Otros llegan al extremo de no permitir que se presenten exámenes con gorras o suéteres para evitar que oculten el aparato o usen manos libres", apunta.

Acuerdo. Los profesores consultados coinciden en señalar que en el caso de las evaluaciones lo más importante es tener las reglas claras desde el principio. Para ellos se ha convertido en una práctica recurrente solicitar a los estudiantes que apaguen y guarden sus teléfonos durante los exámenes. "No pueden sacar el Blackberry porque allí lo tienen todo", afirma Dalia Gutiérrez, docente de la Universidad Santa María.

Lubiza Ocío, profesora de la Universidad de Carabobo, añade...

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