Telepatía del Salmo 23

Confieso que he pecado. Yo era de los que pensaba que no había que escribir ni una palabra más sobre Lila Morillo hasta que publicara su autobiografía. Que ya estaba bueno de Lila. Me bastó observar el Miss Venezuela 2010, la cuña de Navidad de Venevisión y la miniserie Redención de Amor una producción venezolana para el canal cristiano de origen costarricense Enlace TBN para darme cuenta de mi grave error. Nunca está bueno de Lila. Nunca se agota. Somos partículas finitas al lado de su océano. Es inabarcable, inaprensible e incognoscible. Lila es el orgasmo que no cesa, como decía el escritor Rodrigo Fresán acerca de Raphael. La revancha redentora y jubilosa del entretenimiento atómico. Luz en las tinieblas. Gracias a una usuaria anónima que se identifica como La Chica Rebel y que colgó los siete capítulos de Re dención de Amor en Youtu be.com, pude disfrutar con retraso de una miniserie cristiana que acrecienta la leyenda de Lila y que, en lo personal, me confirma a su hija Lilibeth Âintérprete de un doble papel que opaca a los gemelos Winklevoss de La red social como dueña de algunas de las más gozosas fantasías imposibles que he tenido en mi existencia. Además, Lilibeth canta la cumbia de alabanza al Señor que sirve de tema principal. La historia escrita por Carlos Roa y dirigida por Henry Césares comienza con una abogada cristiana que cruza la calle mientras lee el Código Civil Perla Miranda, interpretada por Lilibeth Morillo y que casi es atropellada por otro abogado cristiano que habla por el celular mientras maneja Adrián Herrera, el papel de Alfonso Medina, lo que me hace recordar al suegro de una amiga que decía que no hay abogado santo. Luego veremos a Perla y Adrián retozando junto a la fuente de la Plaza de Los Palos Grandes. Lila entra en acción...

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