La Tenacidad infinita de Huáscar Barradas

El celular empezó a enloquecer a punta de mensajes y llamadas. El relajo de agua y jabón que compartía con su hijo Kaí Âde dos años se detuvo cuando Huáscar Barradas atendió a mitad de baño, ante tanta insistencia. "Era gente que me felicitaba y periodistas que me preguntaban qué se sentía estar nominado a los Grammys latinos. Yo estaba más pendiente de secar a mi chamo que de averiguar; les decía que revisaran bien sus fuentes, que yo no sabía nada". Luego llegó la confirmación, y tiempo después, el emocionante vuelo a la ceremonia de entrega en Las Vegas, con la medalla al cuello que lo certificó como nominado en la categoría de Mejor Video Largo por el DVD de Entre Amigos Vol. 2. No ganó, pero regresó con una resolución: poner cada vez más empeño en internacionalizarse. El pentagrama en su cabeza jamás está vacío; Barradas siempre está en algo. Del flautista afecto a los atuendos sueltos de lino y algodón, que toca descalzo e hipnotiza multitudes con sus notas, las señoras tienden a imaginárselo como una personalidad etérea, mística, una versión tropicalizada de un Yanni que prefirió los vientos sobre los teclados. Pero ésa es una imagen que no coincide del todo con la del muchachito maracucho que a los 14 años tocaba en grupos de gaitas, que a los 16 guarachaba con swing en grupos afrocaribeños profesionales y que a los 17 se fue a Estados Unidos al Brooklyn College, después de haber estudiado flauta desde los 9. Ése que trabajó como despachador en una pizzería y que limpiaba apartamentos en Nueva York por 24 dólares, más por ocio que por otra cosa, pues al final se daba cuenta de que matando tigres con su flauta ganaba tres veces más . Costará aún más imaginárselo desde muy joven con negrísimo smoking y pajarita, entre los atriles de orquestas como la Nacional Infantil de Venezuela, la Sinfónica de Maracaibo, la Filarmónica Nacional o la Sinfónica Municipal de Caracas. Pero una sola cosa se mantiene inmutable. "La flauta que uso es mi compañera desde 1986 y le he sido un hombre muy pero muy fiel. Creo que lo único más fiel de mi vida ha sido mi amor puro y perfecto por mi flauta (risas), a pesar de que he sido incitado a montarle cachos varias veces... Es mi compañera, mi amiga; no me discute y siempre le gusta que la acaricien". ¿Le ha servido en algo con las mujeres? "Claro, por supuesto. En el pin tengo puesto: 'Flauta mata galán, con billete o sin billete'", se ríe. "Esa ventaja de tener un don que te dio Dios te hace un poquito...

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