Tic-tac UCV

Escrito 15 años atrás. Vigente aún.Carlos Raúl Villanueva pasea por la Universidad Central de Venezuela. Se detiene frente al reloj. Compra una chicha ligadita con ajonjolí.Alguien lo llama. Es el gran re loj el que le habla: --¡Maestro! ¡Ayúdenos! Estas horas son negras y pesadas. Son horas de brutalidad e ignorancia. Por favor, sáqueme de aquí.Regréseme al diseño que soñó sobre su mesa de dibujo.Calcinado por el sol, el gran re loj de la UCV continúa: --Yo siempre apuré a profeso res y alumnos, quienes llenos de alegrías y proyectos pasaban por aquí. No fui diseñado para girar hacia atrás. Debo ir hacia delante.Villanueva, escuchaba.--Mi base helicoidal me inspi ra a ir hacia arriba. Soy símbolo del tiempo universitario que marca la inteligencia sublime que siempre me ha rodeado.Mis segundos se convierten en minutos, en horas... en años.Soy, mi estimado profesor, el tiempo útil de jóvenes que aprenden a vivir.Marcando las doce, el reloj unió sus agujas como si fuera a orar.--Dígale a Calder que nos pres te las nubes de la cubierta arqueada que flotan sobre nuestra Aula Magna. Dígale que, montados sobre ellas, volaremos hacia la UCV que soñó. ¡Apúrese, maestro! Vargas espera. El mundo no es de los violentos. Es de los justos.Villanueva terminó de tomar su chicha.--Querido reloj. Tú, Calder, Vargas y yo, nos quedamos.Acompañaremos a la UCV, a los justos, a quienes piensan, enseñan...

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