Ética y estética

Si a un usuario urbano le permitieran diseñar su motocicleta ideal, probablemente buscaría en ella características que solucionaran los principales escollos a los que se enfrenta. A saber: una en donde no se mojara los pies al pasar sobre un charco de agua, que tenga una guantera en donde guardar el impermeable y los repuestos básicos para no quedarse varado, que le permita sentarse tan cómodo como en una silla de casa y de ser posible un caucho de repuesto fácil de colocar. Ya que estamos quisquillosos, ¿por qué no un tanque de reserva de gasolina que le permita llegar a una gasolinera en caso de vaciarse el tanque principal? Sólo el que usa algo sabe lo que le hace falta a ese objeto. Por ejemplo, un ciclista de ciudad sueña con una bicicleta cuya rueda trasera no le salpique la espalda al pasar por agua empozada, que tenga espejo retrovisor, que tenga algún invento mágico que evite que se enrede el ruedo del pantalón con la cadena, una sonora corneta que le avise al señor de adelante que está por abrir la puerta de su carro, posibilidad de ponerle una cesta para llevar paquetes y que pueda quedarse parada cuando nos bajamos de ella.Lo curioso es que esa motocicleta y esa bicicleta existen hace rato. La primera es la famosa scooter italiana y la segunda es la de cualquier señora europea. No sólo eso, en ambos casos estos aparatos ideales son los menos costosos del mercado. Es extraño, pero nos ha dado por considerar estéticos aparatos que no cumplen su función cuando, desde mi punto de vista, lo más funcional siempre debería resultarnos lo más bonito. Siempre fue así.Primero se resolvían todos los aspectos utilitarios de un objeto diseñado y luego se ornaba. Jamás al revés.Desde que la cocina como espacio físico se ha vuelto lugar fundamental de la casa en el plano estético, la miríada de objetos para exhibir que nos presenta el mercado es abrumadora. Pero esos mismos objetos-decoración de cocina se están volviendo una pesadilla. Muchas veces me pregunto si quienes los diseñan alguna vez han cocinado. Rara vez son apilables o caben en una gaveta y es impresionante la cantidad de veces que son menos eficientes que los originales.Soy cocinero y compro cosas de cocina para cocinar.Si un objeto, por ejemplo un sacacorchos, no cumple su función, no sólo me parece una inutilidad sino un objeto realmente feo. Sonará bási co, pero un tenedor antes de ser bonito debe ser eficiente al enrollar los espaguetis. El objeto utilitario más bonito de la...

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