Tiempo de cambios y crispación

El juego político en democracia se fundamenta en el acatamiento, por parte de unos y otros, de las reglas que de común acuerdo definan su equilibrado y justo funcionamiento. Para eso sirven la constitución y las leyes. Todo lo contrario a lo que ocurre en el caso de regímenes de carácter hegemónico, con una visión unidimensional del mundo y donde la intolerancia y la violación sistemática de los derechos políticos e individuales de los ciudadanos sean el pan nuestro de cada día. Como ocurre en Venezuela desde hace más de 15 años. Por eso el 6-D pasó lo que pasó.El hecho de que Nicolás Ma duro reconociera públicamente su derrota tan pronto el CNE dio a conocer los resultados de aquella jornada electoral, se percibió como una señal de que quizá estaba por producirse en Venezuela el triunfo de la política. Lamentablemente, no tardó mucho Maduro en reacomodar su discurso al automatismo autocrático de su brújula política: una cosa era perder las elecciones por unos cuantos votos y otra muy distinta recibir una monumental paliza a manos de adversarios que prometían cambiar drásticamente la ruta del Estado y que llegaban, incluso, a plantear un final anticipado de su gobierno y del régimen.La respuesta desesperada de Maduro fue poner en marcha mecanismos que ataran a la nueva Asamblea Nacional de pies y manos. Primero, la instalación de un Parlamento Comunal, adefesio contemplado en la Ley de Comunas de 2009 pero jamás constituido, como contrapoder legislativo de la Asamblea Nacional. Casi enseguida, el nombramiento y juramentación, fuera de la legalidad, de nuevos magistrados principales y suplentes del TSJ, todos ellos militantes del PSUV, con la única finalidad de contener judicialmente la acción legislativa de la nueva Asamblea. Por último, la desmesura de impugnar ante la Sala Electoral del recién renovado TSJ la elección de 4 diputados electos en el estado Amazonas, tres de ellos de la oposición, proclamados en su momento por el CNE, para arrebatarle a los partidos de la oposición la decisiva y todo poderosa mayoría calificada de la Asamblea.Se trataba, a fin de cuentas, de negar la realidad del vuelco dramático que acababa de conmover la estructura hasta ese día sumisa de la...

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