El tiempo replegado

Resumiré las circunstancias que rodearon el nacimiento de la obra de arte más singular de la historia por su manejo de la temporalidad. 1747: Bach, a los 62 años de edad, es agasajado por el rey Federico de Prusia, flautista y compositor. El rey le propo ne a Bach una melodía incómoda de su propio cuño para que el maestro improvise una fuga. Imperturbable, el contrapuntista ejecuta en uno de los teclados de la colección real un crucigrama sonoro con el caprichoso tema cromático; sólo las paredes del Palacio de Potsdam saben lo que sonó entonces. De regreso a casa, insatisfecho quizás por su ejecución y afortunadamente para nosotros, Bach retoma el tema y en dos meses compone una colección de piezas, las más cortas de las cuales, los cánones diversos, le exigirían años de trabajo a cualquier mortal. Como fórmulas matemáticas compactas que resumen desarrollos extensos, Bach escribe por ejemplo una línea sola desarrollando el tema del rey Federico que se toca simultáneamente en dos instrumentos, uno comenzando en la primera nota de la partitura y el otro en la última, invirtiendo además todo el texto, pequeño detalle. Toda línea ascendente en la primera voz desciende en la segunda, las dos encajan perfectamente y crean un misterioso universo de espejos siguiendo las estrictas reglas del contrapunto tonal. Los órdenes de tiempo y espacio se ven atados en una cinta de Moebius sonora, como si los muñequitos de Escher caminaran de verdad por sus perspectivas imposibles. En otra minia tura compone una línea que se toca simultáneamente con su propia inversión duplicada en su duración; en otra diseña una maquinaria a tres voces cuyas partes se van solapando en imitación estricta y en modulación ascendente, dando la impresión de una...

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