Sin por qué y con toda razón

Me lo han preguntado muchas veces, y siempre me ha parecido ofensivo: ¿por qué te interesa el Holocausto? Las primeras, mi reacción era airada y banal: --¿Y por qué no? respondía. Un error, claro. Si hay un suceso --por decirlo con una palabra obviamente inapropiada-que merece ser atendido con obstinada vigilancia, antes y ahora, ese es el de la exterminación de los judíos europeos. Por varias razones. Para empezar, precisamente porque no admite ningún por qué. De hecho, la pregunta de marras --¿por qué ocuparse de este asunto?-siempre trae de tapadillo otra, como en esos carteles que a proximidad de los pasos a nivel previenen que detrás de un tren puede venir otro. Esa otra pregunta, por lo general, queda flotando en el aire, pero aunque no sea formulada, es fácil reconocerla por su sombra, tan plomiza como el antisemitismo que la proyecta: ¿por qué fueron asesinados los judíos? Pregunta, esta sí, que, como dice Claude Lanzmann, revela de inmediato su obscenidad: hay una obscenidad absoluta en el proyecto de comprender por qué fueron exterminados cerca de las dos terceras partes de los 9 millones de judíos que vivían en Europa antes de la Shoá. Cifra colosal, sin duda, pero que no permite hacerse una idea del alcance de la destrucción. Baste pensar que en Polonia, patria plurisecular del mayor núcleo de población judía del continente, fueron asesinados 3 millones de judíos, es decir 90% del total de judíos polacos, y que otro 90% de los judíos de Ucrania unos 900.000 fueron masacrados localmente por los Einsatzgrüppen o gaseados en los campos de exterminio en Polonia. De Auschwitz, lugar y suce so de la radicalidad genocida, y en general del genocidio que Auschwitz simboliza, no cabe aceptar, pues, ningún por qué. Es lo que Primo Levi quería decir al recordar lo primero que le espetó un SS a su llegada a Birkenau: Hier ist kein Warum. Aquí no hay por qué. De la realidad de la Shoá a su banalización Así que mi interés --otra palabra, qué le vamos a hacer, groseramente inapropiada-por la Shoá no tiene que ver con el eterno porqué que el no judío se pregunta siempre que se asoma a la realidad del judaísmo: por qué los judíos esto o lo otro. Valga decir, no tiene que ver con el antisemitismo, explícito o solapado. Desde luego, sin los anteriores dos milenios de antisemitismo la Shoá no habría sido posible, pero este terrible acontecimiento excede las razones de la razón antisemita. Como argumentaba Raul Hilberg, 2 mil años de antisemitismo...

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