Todas las batallas perdidas

El nombre de Miguel Hidalgo Prince se viene escuchando en el ambiente literario ca raqueño desde la noche cuando leyó en la II Semana de la Narrativa Urbana 2007 y, más aún, al alcanzar mención con el excelente relato La isla de Xisca, aquel mismo año, en el Concurso Nacional de Cuentos auspiciado por la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela Sacven. Sus textos forman parte de varias muestras y antologías de narrativa recientes, y son recordados por su constante figuración en prestigiosos certámenes, lo cual lo había convertido, hasta ahora, en un mítico escritor sin libro. Una curiosidad si pensamos que Hidalgo Prince es un obcecado fabulador que mira el mundo sólo a través de historias, muchas de las cuales se hallan colgadas en distintos sitios de la Web. Así, las diez composiciones que integran Todas las batallas per didas constituyen apenas un fragmento compacto y orgánico de su actividad creadora. En los archivos de su computador hay piezas acabadas que irán a otros compendios o que cumplen debido reposo antes de ser sometidas a extenuantes sesiones de abrillantado sus cuentos revelan el nítido oriente de un minucioso pulimento, un trabajo con la forma y el contenido que ya lo señala como un artífice versátil y prolífico. No se crea, sin embargo, que se trata de un narrador compulsivo que busca ganarse un espacio a fuerza de saturar nuestro registro bibliográfico con frecuentes entregas. Por el contrario, Miguel Hidalgo forma parte de un grupo de escritores venezolanos cuyas edades apenas superan los 25 años, quienes se han tomado el oficio de la escritura como profesión de fe y con alto sentido de la competencia. Tal vez las expresiones pro fesión y competencia resul ten alarmantes y hasta fuera del campo de la literatura para muchos que consideran el ejercicio de la ficción, en este caso, o de la poesía, el género esencial de la palabra, alejados por completo del mundanal ruido cotidiano; ese mundo voluble donde el hombre se consume en la mera sobrevivencia o en desatentadas frivolidades. No obstante, como queda corroborado en algunas tramas de Todas las bata llas perdidas, es...

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