Todas las flores de abril

Ajulio Sosa le escuché cantar: Arrabaleros cafetines/ donde empeñan sus abri les/ las muchachas de percal; igualmente he leído, en más de una crónica social, sobre jovencitas que cumplen abriles, generalmente 15. Desde sus respectivas cursilerías el tanguero y el gacetillero han buscado hacer del cuarto mes del calendario una metáfora de la primavera, entendiendo esta como la estación del esplendente revivir de la naturaleza. No en balde trovadores y poetas Rubén Darío, Nicolás Guillén y Juan Ramón Jiménez, en nuestra lengua y entre otros muchos le han cantado a su luz, a sus aromas, a sus noches estrelladas y, sobre todos, a los enamoramientos que parecen propiciar las flores que en él son incipientes promesas de colores y fragancias; pero, y aun con la Semana Mayor de por medio, no todo es apacible entonar de himnos, cánticos y antífonas; también se dejan oír las descargas de fusilería, el traqueteo de ametralladoras y el detonar de bombas que suelen suceder al ruido de sables.Y es que abril es entre nosotros, ya lo hemos dicho y machacado hasta el hartazgo, mes de conjuras, revueltas, sediciones y asonadas, la más emblemática de las cuales se recuerda el día 19, a fin de homenajear a un puñado de civiles que hizo historia para que los militares pudiesen perpetuarse en el mármol o el bronce destinados ostensiblemente a ennoblecer la brutalidad de los guerreros y no las virtudes ciudadanas.Asimismo, un 19 de abril, pe ro en 1692, comienza en Salem, Massachusetts, un juicio inquisitorial para encausar a un grupo de personas, en su mayoría mujeres, falsamente acusadas de practicar brujería, episodio objeto de numerosas interpretaciones que, tanto en el ejercicio de las artes como el ámbito más pragmático de la política han servido para advertir y alertar a la gente sobre los desafueros e iniquidades que pueden acarrear la obcecación, el absolutismo y los fanatismos; la más notable de esas interpretaciones es, acaso, The Cru cible El crisol, pieza teatral es crita en 1952 por Arthur Miller, conocida en español como Las brujas de Salem, en la que a lo largo de cuatro actos se abordan diversos temas para componer una brillante alegoría del macarthismo.En la obertura de la obra ac to primero se explica que con buenos propósitos, hasta con elevados propósitos, el pueblo de Salem desarrolló una teocracia, una combinación de Estado y poder religioso, cuya función era mantener unida a la comunidad y evitar cualquier clase de desunión que pudiese...

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