Todo se transforma

Estas breves líneas están dedicadas a aquellos que con dolor dicen no identi ficarse con la Venezuela de nuestros días, aquellas personas que sienten que les arrebataron ese país que guardan en su recuerdo y que, al compararlo con el que transitan a diario, les hunde en las arenas movedizas de la desmovilización y la desilusión.Estas breves líneas están dedicadas a aquellos que con desconcierto aún acompañan al gobierno de turno, avergonzados por el resultado de una gestión de 16 años que encontró cimientos en las promesas de un hombre carismático que señaló las distorsiones y aberraciones de los gobiernos anteriores y, en lugar de revertirlas para el beneficio de todos, las convirtió en ingredientes de una pócima venenosa que impide el acercamiento entre hermanos para dirimir nuestras diferencias, discurso retórico que no conoce de responsables, de juicios transparentes, ni de corruptos puestos a la orden de la justicia para ter minar de pasar esa página y enfocarse en los actuales responsables de la tragedia nacional que hoy día nos ocupa.Estas breves líneas están dedicadas a todos nosotros, a los venezolanos de bien, que por encima de nuestras diferencias queremos un país mejor, que no deseamos el mal al que piensa distinto, que nos indignamos por las injusticias sin importar a quién toquen en desgracia.Venezuela cambió, pero los cambios provienen de cambios anteriores y preceden a cambios que están por ocurrir; qué intento decir con esto, que la Venezuela de hoy día con seguridad es la más parecida a la que un sinvergüenza soñó, dónde la corrupción manda, donde la ley juegue en favor de un pequeño grupo, donde el acorralamiento al disidente y al opositor, en conocimiento de su condición pacífica, le obligue a optar por el autoexilio...

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