Todo tras la corona

Ring en las redes. Como tantas situaciones de la vida, ser persona pública signif ica lidiar con aspectos positivos y negativos que derivan de la empatía lograda con la audiencia correspondiente. Frente a pequeños privilegios como palabras de aliento o atención cariñosa en actividades cotidianas, se ubica el desplante por antipatía o por incompatibilidad de caracteres. Es la naturaleza humana.Pero ser persona pública implica algo fundamental: tener conciencia del impacto que producen las palabras, por lo cual el sentido de la responsabilidad debe acompañar la información o la opinión compartida. Tal máxima debe ser una constante en cualquier circunstancia, sin embargo, resulta especialmente valiosa en una coyuntura como la que hoy día se vive en el país, donde las pasiones están a f lor de piel, donde los entes encargados de proteger el honor responden a intereses políticos y donde la indefensión institucional del ciudadano integra el paquetazo revolucionario.Todo esto viene a cuento a propósito del escándalo que el pasado fin de semana ocupó el ciberespacio por el añejo enfrentamiento que existe entre la animadora Annarella Bono y la periodista de investigación Angie Pérez. Lo que parecía un rifirrafe más se transformó en una larga cadena de comentarios en la que surgieron nombres de reinas de belleza y personas relacionadas con la Organización...

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